DIETAS CETOGÉNICAS A EXAMEN

Las dietas cetogénicas están ganando cada vez más adeptos, y se oye hablar cada vez más de ellas, no podemos dejar de contaros la evidencia científica que hay detrás y nuestra opinión

Las dietas cetogénicas son aquellas en las que se toman muy pocos carbohidratos y una mayor cantidad de grasas y proteínas. Estas son las dos dietas ceto más comunes:

La dieta cetogénica estándar consiste en 70% grasas, 20% proteínas, 10% carbohidratos.

Dieta cetogénica rica en proteínas: 60% proteína 35% grasa y 5% carbohidratos

Este tipo de dieta lleva existiendo muchos años, y uno de sus principales aplicaciones fue para tratar la epilepsia (1)

¿QUÉ ES LA CETOSIS?

Después de varios días de ayuno o ingiriendo muy pocos carbohidratos (menos de 50g al día), se reducen los niveles de insulina y se reduce la lipogénesis y la acumulación de grasa. Las reservas de glucosa se vuelven insuficientes para el funcionamiento del sistema nervioso central (2)

El Sistema nervioso central (SNC) no puede utilizar la grasa como fuente de energía, por ello normalmente utiliza glucosa, 3-4 días sin comer prácticamente carbohidratos, el SNC se ve forzado a buscar otras fuentes de energía alternativas, esto lleva a la formación de los llamados cuerpos cetónicos, estos son el acetocaetaro, ácido beta-hidroxibutirico y acetona, este preoceso se llama cetogénesis y ocurre en la matriz mitocondrial del hígado(3).

DIETA CETOGÉNICA RICA EN PROTEÍNA

No se recomienda llevar dieta cetogénica rica en proteína, ni otras dietas donde los niveles de proteína son superiores a los recomendados (aprox 0,8-1,3 g de proteína/kg normo-peso) por sus posibles efectos adversos. Ya que estos altos niveles de ingesta proteica se relacionan con:

Desequilibrios en niveles de calcio y pérdida de hueso (4,5,6)

Las dietas ricas en proteína generan un gran cantidad de ácidos en lo fluidos corporales, los riñones responden a este cambio excretando más ácidos y por ello el esqueleto hace de “buffer” utilizando su cálcio, resultando en una excesiva pérdida de hueso(4)

Alteraciones en la función renal

Como comentábamos, tomar mucha proteína aumenta la excreción de ácido en el riñón, este aumento de ácido puede equilibrarse en parte gracias al hueso, que libera calcio para excretarse también en el riñon, esto puede llevar a un aumento de la probabilidad de desarrollo de piedras  de calcio (4). A su vez, la ingesta de mucha proteína animal favorece la formación de piedras de ácido úrico (7)

Aumento del riesgo de cáncer

Existen evidencias que relacionan el consumo de carne  y consumo de mucha proteína animal con el aumento de cáncer de mama, cáncer intestinal y cáncer de próstata(8), Aunque la relación más estrecha se establece entre el cáncer colorectar y la carne roja y carne procesada(9).

Alteraciones de la función hepática.

Tomar grandes cantidades de proteína también ser relaciona con elevadas transaminasas e hiperabuminemia (10), lo que indica alteraciones hepáticas.

Progresión acelerada de la enfermedad cardiovascular.

Se relacionan las dietas hiperproteicas con aumento de la acumulación de lípidos en las arterias, aumento de la inflamación y el riesgo de coagulación (11).

Conclusión: No recomendamos dietas ricas en proteínas por los motivos indicados anteriormente, además la carencia de vitaminas y minerales en este tipo de dietas puede llevar a malnutrición y a muchos problemas orgánicos.

DIETAS CETOGÉNICAS STANDARD

Como decíamos anteriormente este tipo de dieta ceto es la que está más de “moda”. Las evidencias científicas indican que sus efectos a corto plazo son positivos (12), especialmente en el tratamiento de obesidad y diabetes tipo 2. Esta dieta se relaciona a corto plazo con pérdida de peso (de una manera más efectiva que las dietas bajas en grasa (13)), y mejora en la sensibilidad a la insulina.

Las personas que empiecen esa dieta tomando medicación para regular la diabetes o la hiperinsulinemia, deben tener una regulación especial. Estas dietas no están indicadas para pacientes con fallo hepático, pancreatitis, problemas genéticos en el metabolismo de las grasas o problemas renales entre otros.

Los efectos adversos reportados en este tipo de dietas a corto plazo no son elevados, el principal es la generación también de posibles piedras en el riñón, se necesitan estudios a largo plazo para saber sus efectos. Otro posible efecto adverso según recientes estudios en ratones es la fibrosis del músculo cardiaco (14)

Por otro lado, también es cierto que este tipo de dietas pueden llevar a carencias nutricionales, ya que las grasas y proteínas no tienen tan alta densidad nutricional como tomar verduras y frutas variadas a menudo.

¿QUÉ RECOMENDAMOS?

Según estudios recientes, la cantidad optima de carbohidratos que debemos tomar no es ni muy alta ni muy baja, se recomienda una cantidad media (15) para maximizar la calidad de vida y esperanza de vida.

Tomar verduras y frutas en cantidades elevadas siempre se ha relacionado con beneficios para la salud, dada su alta densidad nutricional y su poder prebiótico para favorecer el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino. Es más, las dietas denominadas “alcalinas” son aquellas muy ricas en verduras y frutas, no han demostrado que sean en ningún punto negativas para la salud (16).

Uno de los principales beneficios de las dietas bajas en carbohidratos para la perdida de peso y para el tratamiento de la diabetes tipo 2 es que evitan los picos de glucemia, esto también se puede conseguir tomando buenas cantidades de verduras, ya que se pueden priorizar aquellas que dan menos picos glucémicos, a su vez, tomar carbohidratos más complejos que no suban la insulina pero sean muy beneficiosos como las legumbres o la quinoa.

Por ello, nosotras recomendamos una dieta rica en verduras (carbohidratos), donde las cantidades de proteína no son muy elevadas, donde se priorizan los carbohidratos que no dan picos de glucemia (verduras principalmente bajas en almidón, legumbres y quinoa) y donde las grasas saludables son un pilar fundamental. Aproximadamente 60% carbohidratos 20% proteínas 20% grasas.

Por otro lado, diferentes estudios indican la dificultad de mantener las dietas cetogénicas a largo plazo, creemos que lo que de verdad debe instaurarse son hábitos que se puedan mantener en el tiempo, que podamos elegir saliendo a comer, yéndonos de viaje y con los estilos de vida que llevamos. Disfruta de cuidar tu salud ConCiencia.

 

 

 

 

 

 

Referencias

 

1.Kessler SK, Neal EG, Camfield CS, Kossoff EH . Dietary therapies for epilepsy: future research. Epilepsy Behav 2011; 22: 17–22.

 

2-Owen OE, Morgan AP, Kemp HG, Sullivan JM, Herrera MG, Cahill GF Jr . Brain metabolism during fasting. J Clin Invest 1967; 46: 1589–1595.

 

3 Fukao T, Lopaschuk GD, Mitchell GA . Pathways and control of ketone body metabolism: on the fringe of lipid biochemistry. Prostaglandins Leukot Essent Fatty Acids 2004; 70: 243–251.

 

4.Barzel US, Massey LK. Excess dietary protein may can adversely affect bone. Journal of Nutrition. 1998;128(6):1051–1053. [PubMed] [Google Scholar]

51Goldfarb DS, Coe FL. Prevention of recurrent nephrolithiasis. American Family Physician. 1999;60(8):2269–2276. [PubMed] [Google Scholar]

6 Goldfarb S. Dietary factors in the pathogenesis and prophylaxis of calcium nephrolithiasis. Kidney International. 1988;34(4):544–555. [PubMed] [Google Scholar]

7Rodman JS, Sosa RE, Lopez MA. Diagnosis and treatment of uric acid calculi. In: Coe FL, Favus MJ, Pak CY, Parks JH, Preminger GM, editors. Kidney Stones: Medical and Surgical Management. New York, NY, USA: Lippincott-Raven; 1996. pp. 973–989. []

8Bingham SA. Meat or wheat for the next millennium? Plenary lecture. High-meat diets and cancer risk. Proceedings of the Nutrition Society. 1999;58(2):243–248

 

9.Norat T, Riboli E. Meat consumption and colorectal cancer: a review of epidemiologic evidence. Nutrition Reviews. 2001;59(2):37–47.

 

10.Mutlu E, Keshavarzian A, Mutlu GM. Hyperalbuminemia and elevated transaminases associated with high-protein diet. Scandinavian Journal of Gastroenterology. 2006;41(6):759–760

 

  1. Fleming RM. The effect of high-protein diets on coronary blood flow. Angiology. 2000;51(10):817–826. [

 

 

12-Ludwig DS. The Ketogenic Diet: Evidence for Optimism but High-Quality Research Needed. J Nutr. 2020;150(6):1354-1359. doi:10.1093/jn/nxz308

 

13 Bueno NB, de Melo IS, de Oliveira SL, da Rocha Ataide T. Very-low-carbohydrate ketogenic diet v. low-fat diet for long-term weight loss: a meta-analysis of randomised controlled trials. Br J Nutr. 2013;110(7):1178–87

 

14 Xu, S., Tao, H., Cao, W. et al. Ketogenic diets inhibit mitochondrial biogenesis and induce cardiac fibrosis. Sig Transduct Target Ther 6, 54 (2021). https://doi.org/10.1038/s41392-020-00411-4

 

15- Seidelmann SB, Claggett B, Cheng S, Henglin M, Shah A, Steffen LM, Folsom AR, Rimm EB, Willett WC, Solomon SD. Dietary carbohydrate intake and mortality: a prospective cohort study and meta-analysis. Lancet Public Health. 2018 Sep;3(9):e419-e428. doi: 10.1016/S2468-2667(18)30135-X. Epub 2018 Aug 17. PMID: 30122560; PMCID: PMC6339822.

 

16-Schwalfenberg GK. The alkaline diet: is there evidence that an alkaline pH diet benefits health?. J Environ Public Health. 2012;2012:727630. doi:10.1155/2012/727630

 

 

 

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